El escrito entregado a la dirección el día 29 de mayo de 2017, y remitido a toda la plantilla desde el correo de esta sección sindical, explicaba que la angustia que se estaba viviendo por la incertidumbre generada por la empresa podría hacer que los pequeños errores o descuidos involuntarios, que se producen en el día a día, “podrían acabar teniendo consecuencias sobre la calidad de los medicamentos”.

Este entrecomillado fue utilizado por la empresa para intentar amedrentar al delegado y al secretario de esta sección, acusándolos de poner en duda la profesionalidad de sus compañeros y la calidad de Roche. El día 5 de junio nos hizo entrega de un escrito en el que nos daba un plazo de 48 horas para aportar pruebas de esos presuntos errores que alegaban desconocer o retractarnos vía correo a toda la plantilla.

Nuestra repuesta, dentro del plazo requerido, fue contundente. No nos vamos a retractar de nada. La empresa conoce perfectamente la existencia de estas incidencias ya que tiene una herramienta informática para el control y seguimiento de las mismas, en la cual clasifica el origen de algunas como “error humano”. Es función de la empresa y no de esta sección el investigar y en su caso poner los medios necesarios para evitarlos.

El día 21 de junio la empresa nos responde con otro escrito en el que nos informa de que ha llevado a cabo un estudio de los últimos dos años y esos errores, no solo no han aumentado, sino que han disminuido (1). Que esto demuestra la profesionalidad de los trabajadores (2). Que si habíamos transmitido informaciones erróneas y mal intencionadas a toda la plantilla. Que si habíamos hecho un uso indebido del correo y esto era una falta tipificada en el Estatuto de los Trabajadores. Que si todo esto era muy grave y tal y tal. Pero ellos eran muy buenos y por esta vez no iban a sancionarnos.

A este escrito que no hace más que dar vueltas a una película que se han montado ellos en base a unos entrecomillados decidimos no dar más respuesta.

(1) Es importante resaltar que en este periodo de tiempo se cambió la forma de clasificar las discrepancias por lo que muchas de ellas dejaron de contabilizarse en el sistema. En fin “una forma de hacerse trampas en el solitario”

(2)  Jamás pusimos en duda la profesionalidad de los trabajadores ni la calidad de los productos ya que siempre hablamos de errores y descuidos involuntarios.

 

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